Isaiah 50:4-9; Psalm 69; Matthew 26:14-25
Judas had the opportunity to be one of the greatest apostles. It’s true that he was a thief and used to steal from the money bag (cf. Mark 12:6), but Jesus did not give up on him. He allowed Judas to share in their discussions, witness Jesus’ miracles, and experience the power of God’s presence when the apostles ministered in God’s name.
Jesus washed Judas’ feet before the Last Supper and even dipped a piece of bread in some gravy and offered it to Judas in a gesture of reconciliation during the Passover meal. Judas declined these invitations to repent. He took the money, alerted those who sought to arrest Jesus, and was immediately miserable because of his betrayal.
Still, Judas had yet another chance to repent of his ways. He, like Peter, was struck to the core by his betrayal of the Lord. Both Peter and Judas were overwhelmed by their weakness. One could accept God’s mercy, and the other could not.
It is not too late for us. Repent and believe in God’s mercy.
Father Kevin MacDonald, C.Ss.R.
New Smyrna Beach, Fla.
Isaías 50:4-9; Salmo 69; Mateo 26:14-25
Judas tuvo la oportunidad de ser uno de los apóstoles más grandes. Es cierto que fue un ladrón y que solía robar de la bolsa del dinero (cf. Marcos 12:6), pero Jesús no lo dio por perdido. Permitió a Judas participar en sus debates, presenciar los milagros de Jesús y experimentar el poder de la presencia de Dios cuando los apóstoles actuaban en nombre de Dios.
Jesús lavó los pies de Judas antes de la Última Cena e incluso mojó un pedazo de pan en un poco de salsa de carne y se la ofreció a Judas como gesto de reconciliación durante la comida de Pascua. Judas rechazó estas invitaciones a arrepentirse. Tomó el dinero, alertó a aquellos que trataban de arrestar a Jesús y se sintió inmediatamente miserable por su traición.
Aun así, Judas tuvo otra oportunidad de arrepentirse de sus actos. Él, al igual que Pedro, quedó profundamente afectado por su traición al Señor. Tanto Pedro como Judas se sintieron abrumados por su debilidad. Uno pudo aceptar la misericordia de Dios y el otro no. No es demasiado tarde para nosotros. Arrepintámonos y creamos en la misericordia de Dios.
Padre Kevin MacDonald, C.Ss.R.
New Smyrna Beach, Fla.