Numbers 21:4-9; Psalm 102; John 8:21-30
One way of looking at today’s readings is to picture the human tongue as a snake’s tongue: Hiss. Hiss. Hiss.
As we all know, words can sting us, words can bite us, words can be poisonous.
There is a story in the Book of Numbers about people making the basic complaints, about food, about water, and about leadership.
Hiss. Hiss. Hiss. Complain. Complain. Complain.
This story then talks about serpents biting people and killing them. So the Lord says to Moses, “Grab a serpent. Nail it to a pole. This way people will know what’s killing them.”
Moses makes a seraph serpent out of bronze and tells the people, “Whoever is bitten and looks at the bronze serpent will be healed.”
Today’s Gospel uses that same image, telling us that if we look at Christ nailed to the cross, he will heal us.
Picture the mouth, the tongue, of Christ, not complaining, but voicing his healing words, especially, “Father forgive them, for they don’t know what they are doing” (Luke 23:34).
Instead of complaining, “Forgive. Forgive. Forgive.”
Father Andrew Costello, C.Ss.R.
Long Branch, N.J.
Números 21:4-9; Salmo 102; Juan 8:21-30
Una manera de ver las lecturas de hoy es imaginar la lengua humana como la lengua de una serpiente: Ssssh, ssssh, ssssh.
Como todos sabemos, las palabras pueden picarnos, las palabras pueden mordernos, las palabras pueden ser venenosas.
Hay una historia en el Libro de los Números sobre gente que se queja de cosas básicas, como la comida, el agua y el liderazgo.
Ssssh, ssssh, ssssh. Quejas, quejas, quejas.
Esta historia habla entonces de serpientes que muerden a personas y las matan.
Así que el Señor le dice a Moisés: “Atrapa una serpiente. Sujételo a un poste. De esta manera, la gente sabrá qué los está matando”.
Moisés hace una serpiente de bronce y le dice a la gente: “Aquél que sea mordido y mire a la serpiente de bronce será sanado”.
El Evangelio de hoy usa esa misma imagen que nos dice que, si miramos a Cristo clavado en la cruz, él nos sanará.
Imaginad la boca y la lengua de Cristo sin emitir quejas, pronunciando sus palabras sanadoras, especialmente: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
En lugar de emitir quejas: “Perdón. Perdón. Perdón”.
Padre Andrew Costello, C.Ss.R.
Long Branch, N.J.