Ezekiel 18:21-28; Psalm 130; Matthew 5:20-26
We often hear the complaint, “The Lord’s way is not fair.” Maybe not in so many words, but with the same objection we often ask the simple question “Why?” A loved one has a heart attack, a teenager is killed in an auto accident, or a close companion can’t find a job.
Just listen to the bystanders’ spontaneous outcry at the moment of an accident or tragedy: “Oh my God!” It’s almost as though their first reaction is “Why did God program this catastrophe?” He didn’t.
The simple explanation is that these are purely the vagaries of nature or the mistakes people make with the freedom God allows them to exercise. God hardly ever nullifies the laws of nature to counteract these.
Simply put, God’s way says that if a person rejects his or her life of evil and turns back to the Lord, that person will live. This is why the Lenten season is so important in the plans of God. Lent is the season of God’s mercy. It’s God’s way and the fairest way of welcoming back any of us who have allowed our lives to stray from him in careless ways or by unfortunate tragic turns.
Father Philip Dabney, C.Ss.R.
Washington, D.C.
Ezequiel 18:21-28; Salmo 130; Mateo 5:20-26
A menudo escuchamos la queja: “El camino del Señor no es justo”. Quizás no con tantas palabras pero, con la misma objeción, a menudo hacemos la simple pregunta: “¿Por qué?”. Un ser querido tiene un ataque al corazón de repente, un adolescente muere en un accidente de coche, o un compañero cercano no puede encontrar trabajo. Éstas son sólo algunas de las situaciones en las que buscamos la respuesta de Dios. Sólo hay que escuchar el clamor espontáneo de los transeúntes en el momento de un accidente o una tragedia: “¡Oh Dios mío!”. Es casi como si su primera reacción fuera: “¿Por qué programó Dios esta catástrofe?”. Pero no lo hizo.
La explicación simple es que estos son puramente los defectos de la naturaleza o los errores que comete la gente con la libertad que Dios les permite ejercer. Dios casi nunca anula las leyes de la naturaleza para contrarrestar esto.
Dicho de manera sencilla, el camino de Dios dice que, si una persona rechaza su vida de maldad y se vuelve hacia el Señor, esa persona vivirá. Por eso la época de Cuaresma es tan importante en los planes de Dios. La Cuaresma es la época de la misericordia de Dios. Es el camino de Dios y la manera más justa de volver a dar la bienvenida a aquellos de nosotros que hemos dejado que nuestras vidas se alejen de él por descuido o por sucesos trágicos desafortunados.
Padre Philip Dabney, C.Ss.R.
Washington, D.C.
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