1 Samuel 16:1, 6-7, 10-13; Psalm 23; Ephesians 5:8-14; John 9:1-41
Today’s Gospel reminds me of the expression “There are none so blind as those who will not see.” The blind man comes to sight, to faith. The ones who can see—the Pharisees, the neighbors, even the parents—come to darkness.
At first the blind man refers to Jesus as “the man called Jesus” (9:11). Then he calls him a prophet; next, one from God. Finally he calls him Lord. He gradually grows to sight, while the seeing Pharisees go into darkness.
The journey of the blind man is one we all must undertake. What are our personal blind spots? How often do we not see things as they really are? How often do we assume we know who people are and who God is?
“Lord, I want to see” can be our daily prayer. Instead of being harsh on the Pharisees, we are called to reflect on our own blindness, to close our eyes in humble prayer and look within. If, in our comings and goings, we use the eyes of our soul, the eyes of faith, we will begin to see the Lord everywhere.
Father John McGowan, C.Ss.R.
Long Branch, N.J.
1 Samuel 16:1, 6-7, 10-13; Salmo 23; Efesios 5:8-14; Juan 9:1-41
Jesús da la vista al ciego. Ya había declarado: “Yo soy la luz del mundo”. Ahora Jesús cumple su prédica. Los enemigos de Jesús quieren matarlo; pues los que obran en tinieblas odian la luz. Ese odio se extiende al ciego que confiesa que Jesús es el Mesías. Por solo hablar bien de Jesús es echado fuera de la sinagoga, de la vida religiosa y social del judaísmo. Ni sus propios padres lo defienden.
Mas el ciego pertenece al rebaño de Jesús, el Buen Pastor, que le asegura que esa luz jamás se apartará ni de sus ojos ni de su corazón; pues el Buen Pastor cuida de sus necesidades físicas pero sobre todo sus espirituales. El ciego sin cultura, ni estudios sube muy por encima de los hipócritas con todos sus estudios y falsas prácticas religiosas.
Mantenerse firma en la fe, creer en Jesús, pese a su familia que no lo apoya, pese de las personas a que le pinta un futuro feliz pero solo con bienes materiales y placeres; pese a sus maestros que enseñan lo contrario a la luz y la verdad es señal de pertenecer al rebaño de Jesús, que es Luz, Verdad, y Vida.
Padre Ruskin Piedra, C.Ss.R.
Brooklyn, N.Y.