Isaiah 1:10, 16-20; Psalm 50; Matthew 23:1-12
Today’s Gospel warns us against the sin of pride and the dangerous business of titles and positions of worldly honor. We’re reminded just how slippery things can get when we start to call people teacher, father, or master, or when we start to take on these titles for ourselves.
A difficulty is that, as we mature into adulthood and grow in knowledge, responsibility, and (we hope) wisdom, there are few roles that are more natural or appropriate for us to assume than those of the teacher, the parent, or the mentor who has gained mastery of some area of life through hard-won experience.
Today we might pray for the grace always to serve our brothers and sisters without being a distraction and to use any leadership position we might have to bring honor to God, our Heavenly Father, and not to ourselves.
Father Matthew Allman, C.Ss.R.
Roseau, Commonwealth of Dominica
Isaías 1:10, 16-20; Salmo 50; Mateo 23:1-12
El Evangelio de hoy nos advierte contra el pecado del orgullo y el peligroso asunto de los títulos y los puestos de honor mundanos. Nos recuerda lo complicadas que se pueden poner las cosas cuando empezamos a llamar a las personas maestro, padre o amo, o cuando empezamos a asumir estos títulos nosotros mismos.
Una de las dificultades es que, conforme vamos madurando hacia la edad adulta y vamos adquiriendo conocimientos, responsabilidades y (esperemos que también) sabiduría, hay pocos papeles más naturales o apropiados para que los asumamos que los del maestro, el padre o el mentor que ha obtenido el dominio de alguna área de la vida a través de una experiencia ganada a base de esfuerzo.
Hoy, podemos rezar para que la gracia sirva siempre a nuestros hermanos y hermanas sin ser una distracción y para que usemos cualquier posición de liderazgo que tengamos para honrar a Dios, nuestro Padre Celestial, y no a nosotros mismos.
Padre Matthew Allman, C.Ss.R.
Roseau, Mancomunidad de Dominica