“He has been raised from the dead, and he is going before you to Galilee; there you will see him” (Matthew 28:7).
During his Holy Saturday homily several years ago, Pope Francis reflected on this passage by saying,
Galilee is the place where they were first called, where everything began. . . . the place where they were originally called. Jesus had walked along the shores of the lake as the fishermen were casting their nets. He had called them, and they left everything and followed him.
Yet often as soon as the Easter Vigil is done, we return not to our Galilee but to the day before Ash Wednesday. The extra prayers, the fasting and almsgiving, go out the window as we finish singing “Alleluia! Alleluia!” and walk out the church doors.
But Easter is not the signal to return to the way we were before Lent started. Easter is the time for us to begin living renewed lives following the risen Jesus.
Do you remember when you first believed in Jesus Christ? Do you remember your own Galilee, where you met the Lord? Our journey during these past 40 days and nights has been getting us ready to return to Galilee. We’re different people than when we began this journey. As we encounter the empty tomb, the question is, will we continue to be different—continue to live with a changed heart?
I return again to Easter Vigil 2014, when Pope Francis said,
Today, tonight, each of us can ask: What is my Galilee? I need to remind myself, to go back and remember. Where is my Galilee? Do I remember it? Have I forgotten it? Seek, and you will find it! There the Lord is waiting for you. Have I gone off on roads and paths which made me forget it? Lord, help me: tell me what my Galilee is; for you know that I want to return there to encounter you and to let myself be embraced by your mercy. Do not be afraid, do not fear, return to Galilee!
The end of Lent is not merely a time to glory in what we have “endured” these past 40 days. The days of Easter that lie ahead of us are the time to continue renewing our faith in the risen Lord. Our encounter with him now encourages us to go forth as the faithful women did that first Easter morn. We are now called to live as disciples of the risen Lord, proclaiming by our words and actions that our merciful God is still in our midst today.
Remember your first meeting with the Lord at your own Galilee: remember your encounter with the risen Christ in your own life. Do not be afraid, but go forth into the world to share the joyful news that Our Lord has conquered sin and death.
He is alive! May the risen Redeemer shine on each one of us and our families this glorious Easter day and for the rest of our lives.
Provincial Superior Father Paul Borowski, C.Ss.R.
Washington, D.C.
Génesis 1:1-2:2; Salmo 104; Génesis 22:1-18; Salmo 16; Éxodo 14:15–15:1; Éxodo 15:1-6, 17-18; Isaías 54:5-14; Salmo 30; Isaías 55:1-11; Isaías 12:2-6; Baruch 3:9-15, 32-38, 4:1-4; Salmo 19; Ezequiel 36:16-28; Salmo 42 o Isaías 12:2-6; Romanos 6:3-11; Salmo 118; Mateo 28:1-10
“Él resucitó de entre los muertos, y él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis” (Mateo 28:7).
Durante su homilía del Sábado Santo de 2014, el Papa Francisco reflexionó sobre este pasaje diciendo: “Galilea es el lugar donde fueron llamados por primera vez, donde todo empezó . . . el lugar donde fueron llamados originariamente. Jesús caminaba por las orillas del lago mientras los pescadores echaban sus redes. Él los llamó y ellos lo dejaron todo y le siguieron”.
Sin embargo, tan pronto como se termina la Vigilia de Pascua, no regresamos a nuestra Galilea, sino al día antes del Miércoles de Ceniza. Los rezos adicionales, el ayuno y la limosna dejan de existir cuando terminamos de cantar “¡Aleluya! ¡Aleluya!” y salimos por la puerta de la iglesia.
Pero la Pascua no es una señal para que volvamos a nuestra manera de ser anterior al inicio de la Cuaresma. La Pascua es un tiempo para que empecemos a vivir una vida renovada siguiendo la resurrección de Jesús.
¿Os acordáis de cuando creísteis por primera vez en Jesucristo? ¿Os acordáis de vuestra propia “Galilea” en la que conociste al Señor? Nuestro viaje durante estos últimos 40 días y noches nos ha estado preparando para regresar a Galilea. Somos unas personas diferentes a las que iniciaron este viaje. Cuando nos encontremos con la tumba vacía, la pregunta es: “¿seguiremos siendo diferentes—continuaremos viviendo con un corazón cambiado?”
Vuelvo de nuevo a la Vigilia de Pascua de 2014, cuando el Papa Francisco dijo:
Hoy, esta noche, cada uno de nosotros puede preguntar: ¿Cuál es mi Galilea? Tengo que acordarme de regresar y recordar. ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado? ¡Busca y la encontrarás! Allí te espera el Señor. ¿He ido por caminos que me han hecho olvidarla? Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; tú sabes que quiero regresar allí para encontrarme contigo y para dejarme abrazar por tu misericordia. ¡No tengas miedo, no temas, regresa a Galilea!
El final de la Cuaresma no es simplemente un tiempo para enorgullecerse de lo que hemos “soportado” estos últimos 40 días. Los días de Pascua que nos aguardan son el momento para seguir renovando nuestra fe en el Señor resucitado. Nuestro encuentro con él nos anima a seguir adelante tal y como hicieron las mujeres fieles esa primera mañana de Pascua. Ahora estamos llamados a vivir como discípulos del Señor resucitado, proclamando con nuestras palabras y acciones que nuestro Dios misericordioso aún sigue hoy entre nosotros.
Recordad vuestro primer encuentro con Dios en vuestra propia Galilea: recordad vuestro encuentro con el Cristo resucitado en vuestra propia vida. No temáis y seguid adelante en el mundo para compartir la alegre noticia de que Nuestro Señor ha vencido al pecado y a la muerte.
¡Él está vivo! Que el Redentor resucitado brille en cada uno de nosotros y en nuestras familias en este glorioso día de Pascua y durante el resto de nuestras vidas.
Superior Provincial Padre Paul Borowski, C.Ss.R.
Washington, D.C.